La literatura lanza diversas conjeturas sobre el origen de esta receta. Que si los carboneros de Roma, que si los soldados americanos en la guerra. La única realidad es que es una receta muy sencilla, muy rica y que en general se sirve en versiones horripilantes. Il vero carbonara (que es este, pero sin champiñones) necesita un poco de orden.
Por una parte rallamos parmesano, espolvoreamos con pimienta y reservamos. Por otra batimos un huevo por persona.
Además, sofreimos bacon hasta que esté hecho (en nuestro caso con champiñones laminados).
Cocemos la pasta y cuando esté al dente mezclamos todo en una fuente con energía, asegurándonos de que no cuaje el huevo. La textura buscada es cremosa.
Hombre, qué bueno!!!! Me llega un pelín tarde la receta, pero como en este caso la dicha parece buena… 😉
Y pensar que el mundo está lleno de ignorantes como yo que hasta hace poco pensaban que la carbonara se hacía con nata…. 🙂
Seguro que se me cuaja el huevo, porque esto tiene truco, ¿cómo, si no, vas a poner huevo en algo caliente y que no se cuaje?
Nosotros tb la hacemos así. La pasta templa rápido, y el huevo no cuaja completamente.
Oye, Anina, eres Ana B? No te gusta el bacalao? Joder, y nosotros poniéndoos bacalao a brás cuando vinisteis a Lisboa! Hay que avisar, mujer! (a lo mejor hasta lo hiciste y no me acuerdo, que no sería la primera vez, qué tal le va a tu hermana en el labo de Otín? ;))
No, Tres, soy Anina G. Castañón, vamos, la hermanísima 😉
Y no, el bacalao es el único pescado que no soporto…
Por cierto, qué bueno verte por aquí 🙂 Esto resultaba demasiado endogámico…
Besos
Jajaja, qué tal, mujer, cómo te trata la vida? Dónde estás trabajando/viviendo ahora?
Es lo que te digo, hay que hacer frente a los miedos y los ascos, y probar el bacalhau de Marianuqui :). O el de los currus, que son unos chefs como hay pocos :).