En nuestra reciente visita a Ferrara nos quedamos prendados de esta elaboración de pasta fresca que incluso tiene denominación de origen, i.e. IGP. La forma y el plegado son como para los tortellini, pero XL, partiendo de cuadrados de más o menos 6 x 6 cm.
Nuestra cata in situ fue más que accidentada, todo fue un desastre menos los capellacci que estaban de muerte. Basta el detalle de que no nos dejaron pagar la cuenta.
Para el relleno, pelamos la calabaza y cortamos en rodajas hermosas que asaremos a 180º con un pelín de aceite, sal, pimienta y una cayena picante durante más o menos una hora. Trituramos con el pasapuré y mezclamos a la masa de calabaza, queso parmesano rallado de forma generosa.
La salsa es mantequilla en la que freímos hojas de salvia y salteamos la pasta un minuto una vez cocida. Finalmente, como no, más parmesano rallado.
¡Madre del amor hermoso!, pero qué cosa tan rica, tiene una pinta de muerte. ¡Qué será lo que vosotros no sepáis hacer!
Ayuno…;-)
Poco más que decir, la verdad, y ya es raro que una quede sin palabras…. 😉